
Recién acabo de leer el blog de mi querida y amada españolita Eva y en el cual nos habla acerca de un libro que ella leyó y que nos habla acerca del sótano y el ático de la casa y lo que esto representa. Pueden leer el post en el link "Eva". Pensando, me dije: ¡Ups!. En estos momentos, de repente me subo al ático y ¡zaz! cuando me doy cuenta, ya me encuentro en el sótano, ¡ay! ¡triste y horrible naturaleza mía!
Pues sí, estando en un "sube y baja" de emociones, ¡mala cosa! y sabiendo que eso no es correcto, me siento ante la computadora e inicio a leer y me encuentro ante el blog de Eva, después, ante el vorágin de emociones que traigo, inmediatamente me voy a mi correo y encuentro un archivo que me envía una querida amiga y hermana en la fe, que tiene el título con el cual estoy poniendo este post, y la verdad es que me llegó tanto, que no sabía si llorar ó reir, ¡mamma mía! No sé porqué estoy sospechando de la menopausia, ja,ja,ja. Aunque a estas alturas, "supuestamente" ya no debo tener, pero, como que ultimamente no le hago mucho caso a lo que dicen los doctores, je,je.
Pue sí, sigo en mi loca carrera de escribir, y quiero contarles lo que este archivo decía:
"Cuenta el caso de dos jarrones o tinajas que llevan agua. Una de ellas, estaba llena de grietas, y por lo tanto, no podía llegar a su destino con toda la carga de agua, ya que debido a esas grietas, iba soltando el agua durante el trayecto y se sentía inútil por no lograr el objetivo para el cual fue hecha. La otra tinaja o jarrón, muy orgullosa, se gloriaba ante el otro jarrón de que ella si hacía bien su trabajo, así que esto hacía sentirse inferior a la otra tinaja. Al disculparse la tinaja con grietas con el dueño por su trabajo mal hecho por aquello de las grietas, este le hace ver, que por todo el trayecto por donde ella iba, estaba lleno de flores que se alimentaban del agua que de ella caían."
¡Qué precioso archivo! ¡Me hizo sentir muy bien! Quizá ante nuestros propios ojos severos y perfeccionistas, nos sintamos muy mal por no lograr la meta que según nosotros, es lo que debemos alcanzar, pero ante Dios, Él, en su profundo amor y bondad, nos hace ver todas las flores que han crecido y sido regadas por nuestra "imperfección".
A Dios gracias, que cuando estamos dispuestos a servirle y vivimos en la santidad que nos demanda como embajadores de Él, ¡hay fruto en abundancia! o diré más bien: ¡hay abundancia de flores para colocar ante su altar! ¡Lindo!
Gracias por leerme, aunque mis letras no son perfectas.