
Quiero escribir acerca de mi terruño, porque estoy segura, que quien ha estudiado historia, por fuerza ha tenido que ver algo sobre mi patria chica, je,je, no importando a qué país pertenezca.
Y como dice la canción del famoso Agustín Lara (que se consideró veracruzano hasta la muerte misma) :
"Veracruz, rinconcito donde hacen sus nidos las olas del mar,
Veracruz, pedacito de patria que sabe sufrir y cantar"
Si ustedes hubiesen venido en la década de los 70 acá a mi tierra, se hubiesen encontrado con un panorama nada halagador y ahorita les digo de qué se trataba: ¡había zopilotes por todos lados!. Es más, estaban (ó están, ya no sé) ¡protegidos por la ley!, ¡estaba penado matar un zopilote!, o como diría un visitante extranjero (que no digo su nacionalidad porque no se trata de ofender a nadie), pero es sólo ilustrativo el decir, que él les denominaba: "gallos negros", ja,ja,ja,ja, perdón por la risa, pero es que me causa gracia, el leer que llegó a la pensión en donde se hospedaba y se enojó grandemente con la mesonera porque ¡no quiso guisárselos!, ja,ja,ja. Él decía, que la gente de aquí, era gente muy floja, que teniendo tanta caza, ¡no la aprovecharan! y tildó a los jarochos de flojos, etc,etc. Este suceso, no pertenece al siglo XX ¡obviamente!. Creo que de aquí nace algo que escribe el escritor José Emilio Pacheco: "Todos los países juzgan a los demás según sus reglas interiores...". Gracias a Dios, somos sus hijos y nuestra patria es celestial, y el amor es el que nos mueve.
Para los que no sepan -porque el vocabulario cambia- qué es un "zopilote", pues es un buitre, ¡sí! ¡un carroñero! o como se diría actualmente: un "encargado de la basura", ja,ja,ja, ó puedo añadir, como dirían mis hijos: ¡un forense! ¡porque siempre están donde hay un muerto!, ja,ja,ja, ¡qué bárbaros chamacos!.
Bueno regresando a mi Veracruz, cuando se caminaba por la plaza, especialmente por la zona por donde se encontraban las carnicerías, los zopilotes, haciéndole competencia a los perros, se peleaban por los desperdicios ¡uy!.
Imaginen al norteño de mi esposo, caminando por la acera y teniendo que incluso empujar a los zopilotes con las piernas para que le cedieran la acera, de la cual ellos se consideraban ¡los reyes!, ja,ja,ja,ja. No cabe duda que el amor por su jarochita (yo) ¡era mucho!, je,je.
Al crecer Veracruz, se decretó, que estos animalitos salieran de la ciudad, así que ya no existe este problema ¡uf! ¡qué bueno!
Me voy a permitir tomar algunos fragmentos del escritor arriba mencionado en: "Cien viajeros en Veracruz":
"El Veracruz de las crónicas es al mismo tiempo un lugar concreto y una geografía de la imaginación...La tierra para la infinita explotación y el enriquecimiento ilimitado es tambien el auténtico crisol de culturas en que los continentes se mezclan ante el mar..."La ciudad de los muertos" donde tienen su asiento las enfermedades tropicales, la patología de la miseria, es al mismo tiempo el recinto del placer, la sensualidad, la sexualidad...los zopilotes que reaparecen obsesivamente. Por ridículo que parezca, merecen un testimonio de gratitud casi tan grande como el debido a las mulas y los burros y transportaron en sus lomos todo lo que llegó de Europa y de Asia.
Igualmente como los zopilotes, ¡la fiebre amarilla!" ¡Uy! (este uy es mío, je,je) "...pero hasta que el médico habanero Carlos Finlay, se supo que el transmisor de tanta mortandad ¡era el Aedes aegypty!"
¡Vaya! abriré aquí un paréntesis para comentarles, que hace algunos 8 años, nos mandaron a darles pláticas a las personas sobre el famoso Aedes aegypty y yo elegí: ¡los niños de kinder! pero mis hijas, al verme ensayar en casa el "drama" que yo estaba preparando para mis futuros oyentes, les encantó tanto, que quisieron que fuera a su propia escuela -ellas cursaban la primaria- en un principio la directora de su escuela, sólo me permitió (al pedir el permiso y concendiéndoles a mis hijas el deseo que querían) ir con las niñas de primer y segundo cursos, cosa que asi hice, quedando mis niñas decepcionadas. Al pasar una semana y observando la directora el arraigo de la enseñanza provocado en las niñas de esos grados, me llamó para darle el famoso "drama" ¡a toda la escuela! y entre ellas mis hijas, cantando a todo pulmón junto con sus compañeras, el canto que me inventé y acompañada con mi famosa guitarrita, tomando prestada la melodía de "La cucaracha", je,je. Pero era lindo escuchar a mi "Coro" (así autodenominé a todos los niños para que participaran conmigo) cantar:
"Aedes aegypty, Aedes aegypty, ya te vamos a matar,
Aedes aegypty, Aedes aegypty, ya no me vas a enfermar"
Mientras yo entonaba las estrofas, y cuando decía: ¡coro!, todos a una voz, cantaban lo anteriormente escrito. Las directoras de las diferentes escuelas a las que fui, se admiraban lo bien que los chiquitos pronunciaban y se les grababa un nombre medio "raro", je,je.
En esta aventura, hice participar a toda la familia: mi hijo, que ya era todo un adolescente de secundaria, me hizo el dibujo del famoso "villano" -el Aedes aegypty- (como si fuese un cartelón que al estilo del "viejo oeste americano" decía: "SE BUSCA"), y mis niñas, eran mi críticos sobre lo que hacían y decían mis títeres.
Pues prosigo con mi Veracruz :
"Setecientos kilómetros de costa. Rios navegables. Agua en abundancia para los molinos y las fábricas. Toda clase de peces y de aves, orquídeas, azáleas, camelias. Maravilla de una región que tiene todos los climas, todos los paisajes, todos los productos (No en balde lo querían USA y Japón -en la década final de los 80, inicio de los 90, no recuerdo bien- por el pago que México les adeudaba a cada uno por separado).
Hago otro alto para comentar, algo que me dijeron cuando estuvimos un año por la hermosa península de Yucatán: "los jarochos son bien flojos, porque cuando aquí tenemos que "rompernos la espalda" para abrir surcos para sembrar entre estas piedras, allá, sólo tienen que estar descansando en la hamaca y tirar las semillas ¡y solitas crecen!. Ja,ja,ja,ja, recuerdo que me reí, porque de parte de mi mami, fueron agricultores y tenían una hermosa huerta que daba ¡de todo! y además, un pequeño arroyuelo recorría toda la huerta ¡sigh!(suspiro). Feliz infancia que tuve al ir de vacaciones escolares, bañándome en ese arroyo, y comiendo fruta ¡hmmm!, ¡qué ricos mangos -de diferentes clases-! y papaya, naranjas, tamarindos,guanábanas, anonas, ¡uf! ¡hasta melones y sandías! ¡lindos recuerdos!.Mis hermanos se iban a "camaronear" o cazar patos, etc. Pues sí, en ese aspecto, mis compatriotas yucatecos tenían razón, no había que hacer casi nada, pero eso de flojos, pues no, porque mi tío, a las tres de la mañana, estaba regando sus plantitas, je,je : maiz, chile, tomate, etc, yo nunca fui, ¡uy! para esas horas, yo andaba no sé en qué planeta, ja,ja,ja,ja, y como era "la consentida del "mero,mero", je,je, me daban la oportunidad de pararme ¡a las nueve de la mañana! ¡mamma mía! Ya todo mundo trabajando, me daba un poco de vergüenza, pero bien que me la aguantaba, ja,ja,ja.
Si, mis amados blogeros, tal cual les comento a mis hermanas cristianas, que tenemos una alta responsabilidad ante nuestro Señor de ganar a nuestra patria para Cristo y también de compartir el evangelio muy fuertemente en esta hermosa pero terriblemente calurosa y húmeda ciudad, en donde estamos ya ocupando si no el primero, si uno de los primeros lugares de Sida ¡en México! ¡ay!.
En mi congregación pronto tendremos los primeros muchachos enviados a evangelizar a otros lugares, mientras tanto, en la clase de jóvenes, desde ya hace algunos años, se sale a repartir folletos al malecón y a evangelizar, también salimos al hospital, visitación, etc, habemos muchos misoneros urbanos. ¡Al que se le da mucho, mucho se le va a demandar!.
Nuevamente los invito a venir. Ya no es aquella ciudad de la muerte, en la cual, muchos no alcanzaban llegar al límite (casi por llegar a Jalapa, la capital del estado de Veracruz), y morían ahí mismo, o rumbo a otros lugares menos nefastos y mortales, como sucedió con mis tatarabuelos y no sólo a ellos, sino a muchísimos europeos que llegaban a esta hermosa y rica patria coronada por el famoso Pico de Orizaba (el más alto de México) que era lo primero que se veía al llegar por barco.
Espero no haberlos aburridos y que hallan disfrutado de este corto pero pequeño relato abanicado por el aleteo de un zopilote y de un Aedes aegypty, ji,ji.
Y ya saben, cuando quieran les enseño las estrofas, pero primero apréndanse la música de "La cucaracha".
Las bendiciones del Altísimo para todos ustedes.

La primera estructura que se ve aquí, es una parte del castillo de San Juan de Ulúa. La vista es desde el Castillo.
Las fotos de los bailadores, es el traje de los jarochos.El de la mujer es muy "estilo español".