jueves, 6 de septiembre de 2007

Mi otra abuelita



Como barren las olas a la playa, así se han borrado de mi memoria las fechas.

Un barco procedente de España, llega al puerto de Veracruz en México y todos los pasajeros que vienen buscando aventuras en un nuevo país y continente, ó quizá huyendo de la guerra en su propio país, descienden.


Una pareja. Ella denota un embarazo casi a punto de dar fin su término, como lo marca la pauta que Dios ha puesto para todas las mujeres que llevan en su vientre otro ser. Su nombre Micaela Rodríguez. Él, le ayuda a descender cariñoso. Su nombre, se ha perdido en la memoria de todos, sólo recuerdan su apellido, Cid.

Pero, ¡oh tristeza!, les espera la "venganza de Moctezuma" como a casi todos los extranjeros que depositaban su pie en estas tierras. Y después de descansar un poco tiempo en el Puerto, tienen que salir apresuradamente de ahí, buscando refugio en los lugares más altos de este país al que han venido. Pero ella no puede llegar a su destino. En el transcurso del viaje, nace una niña y muere ella en el parto. Él, con el corazón transido de dolor, intenta seguir adelante, pero pueblos más adelante, cae también, dejando huérfana en un país extranjero a su hijita recién nacida, que los compadres españoles que les venían acompañando desde su tierra, toman como hija propia, junto con sus demás hijos, llamándole Raquel, y poniéndole sus propios apellidos: Rodríguez, al igual que la madre muerta.

Pasa el tiempo, la niña crece y regresa al Puerto en donde hace ya algunos años, sus padres descendieron de un barco. Se enamora de un muchacho, se casan y procrean 6 hijos.

A uno de esos hijos -Luis-, Dios le concede la gracia de tener un encuentro con Cristo, y él, cae rendido a sus pies y se convierte en un fiel servidor suyo, buscando en todo tiempo, hablarles a su familia y a otros de su Señor y Salvador.

El tiempo pasa, y la madre, no ha querido escuchar más de estas buenas nuevas de salvación que su hijo le trae. Pero la enfermedad ha asomado su fea cara, y Raquel, con los años encima, ya viuda, sigue sin querer saber más de Cristo.
Le avisan a Luis en su trabajo:
- tu madre está agonizando, ya la vió el doctor.
Él, con el corazón transido de dolor por su madre incrédula, corre a su lado y al mismo tiempo que llega y dice: "mamá", tres de sus hermanos, tratan de sacarle de la recámara en donde está ella, y le dicen:
- déjala, ya entró en coma. Ya no escucha a nadie.
Pero él persiste en entrar y ellos, en sacarlo. Pero él, pone en juego la fortaleza aprendida del juego y el duro trabajo en el muelle y se abalanza sobre los ornamentos de la cama de fierro en donde está su madre é inicia la batalla.
El tiempo está contado. Su madre agoniza. Sus hermanos le jalan las piernas, tratando de separarlo de la cama, mientras él le grita a su madre:
- mamá, soy Luis, si me escuchas, mueve tus ojos o tu mano.
Y ella mueve debilmente su mano.
Él con un grito desgarrador que nace desde el fondo de su corazón al ver a su madre en el límite entre este tiempo y la eternidad le grita:
- mamacita,acuérdate que sólo en Cristo hay salvación, pídele perdón de tus pecados, mamá, por favor, acepta a Cristo como Salvador.
Y en el rostro crispado de la madre, unas lágrimas surcan sus mejillas.
- mamá, ¿le has pedido perdón al Señor?, mueve tu mano.
Y ella...¡mueve su mano! y la paz de Cristo llena su rostro, y da su último suspiro con una sonrisa dibujada en su rostro antes crispado...¡y pasa a la eternidad, a la presencia de su nuevo Señor!
Entonces, y hasta entonces, sus hermanos le dejan de tratar de separar de la cama. Ya no hay nada que hacer. Todo lo hizo Jesús. ¡La lucha ha terminado! ¡a triunfado el Nazareno!
Luis se acerca a su madre ya muerta y la besa.
- mamacita, nos vemos allá con el Señor, gracias a Dios que a tiempo te dejaste rescatar, aunque los demonios no querían que lo hicieras.
Limpia las lágrimas de sus ojos, y sale de una habitación en donde ¡ya no hay nadie! y va con su familia para dar la noticia.
Esto no es un cuento. Fue algo de la vida real.

Te veré en el cielo abuelita, en donde estaremos todos aquellos que aceptamos la oferta de nuestro Dios y Salvador.

"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." Romanos 6:23
¡Gracias a Dios por su don inefable!


12 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow!! Se me pusieron los pelos de punta...Que conmovedora historia, sobre todo porque es real.

Solo de pensar los encuentros y re-encuentros que sucederan cuando estemos juntos delante de El,mis deseos de que ese dia llegue muy pronto aumentan!!

Dios te bendiga jarocha!!

Un abrazo.

Isa dijo...

Gracias mi linda cubanita por visitarme. I love you so much. Isa

Keila dijo...

Hola Isa,
Al parecer nuestras familias están llenas de historias conmovedoras. Gracias por compartirnos esta experiencia. ¡Qué bueno que tu papi llegó a tiempo! Pero como sabemos, los tiempos son del Señor y él controla todo.
Un abrazo!

Karen dijo...

Yo también me puse chinita ¡wow! Qué pasión, qué amor, qué entrega.
Gracias por compartir!!

Isa dijo...

Gracias mis queridas Keila y Triple por visitarme. Yo también recuerdo el nudo en la garganta que tenía cuando mi papi nos platicó la forma en que había sido ganada para Cristo mi abuelita. Y es verdad,Triple, mi padre siempre fue un apasionado por Cristo y lo daba ¡todo!
Las amo a ambas.

Anónimo dijo...

Gracias por contarme una historia sin igual y cercana a mi linaje
KUNARU

Isa dijo...

Así es Kunaru, que la pasión por Cristo, siempre inflame nuestros corazones y ardan al hablarle a los que no le conocen. Gracias por tu visita.

Anónimo dijo...

Una interesante historia en la cual una vez mas, el poder miseridordioso de Cristo, permite que una persona mas se entregue a Èl. Gracias a Dios, por su don inefable.
Ghama

Isa dijo...

Sé que cuando estemos en el cielo, tiempo nos va a hacer falta para cantar de las misericordias de nuestro Dios.Gracias por tu visita Ghama.

Boris González dijo...

Había pasado por tu página con anterioridad. Este testimonio es hermos, privilegios de pocos, deseos de muchos. Encontrar a Cristo minutos antes de morir... hermoso. Gracias por tu visita. Tenemos gustos muy parecidos, me di cuenta en tu perfil, pero tenemos un en especial en común: amamos al mismo Cristo.

Atte.,
Boris

Isa dijo...

Así es Boris, amar a Aquel que dejó lo mejor por nosotros que no merecíamos nada, creo que nunca habrá nada con qué pagar tal amor. Gracias por tu visita. God bleess you.

jairo dijo...

hola me llamo jairo soy de veracruz y soy nuevo en esto de los blogs me parece muy interesantes tus pensamientos saludos