martes, 29 de agosto de 2017

Zuki!!!!

Zuki!!!!!
¡Por fin ha llegado! Después de tanto tiempo de esperarla, y pasado un año, ha venido esta hermosa gatita a alegrarme mis días que estaba entre dolores y analgésicos!  Y aunque yo la quería de color gris, no importa de qué color, Zuki ha llegado y con sus travesuras, nos ha hecho recordar viejos tiempos, pero hemos estado atentos a no perder la disciplina con ella. Debe aprender a qué partes de la casa no debe entrar, ni tampoco subir ni trepar. Aunque su mamá gata le había enseñado a usar la caja de arena para sus necesidades, ella tiene que aprender en dónde se colocan sus alimentos y demás cosas.
A veces a los papás humanos, confunden y se les olvida que la disciplina no tiene nada que ver contrario con el amor y ambas cosas deben estar juntas a la hora de criar a los hijos. Lo hemos estado viviendo con Zuki, que aunque es una gata, no cambia el principio y ella está creciendo y siempre pujando para ver en qué momento se nos olvida o la dejamos hacer determinadas cosas ya prohibidas. Así que esto es lo que nos mantiene listos para gozarla, amarla, divertirnos con ella y disfrutar sus travesuras, que aunque es una gata, no le permitimos que haga cosas que a la larga van a ser en perjuicio de ella. Así que nos es grato, seguirle inculcando aunque sea gata, buenos principios para un buen desarrollo con los humanos, empezando con nosotros mismos, y aunque le vemos que "saca" lo que trae en sus genes, pues sabemos que puede ser inducida por el bien aunque a algunos se les haga algo tonto porque los gatos son gatos, jijijiji.  Es cierto, hay que saber discernir. Es como darle castigo a un pequeñito porque estaba haciendo un quehacer y por torpeza infantil cometió un error. Así Zuki, debemos de discernir que cosas con parte de su genética gatuna y qué cosas al igual que los humanos, se pueden corregir y componer.
Todo felices con esta linda gatita de mes y medio de raza de los gatos siameses. Su nombre original, puesto por mí desde más de un año es "Zuccini" (calabacita en italiano) y mi hija está ahorita en la tarea de que ella aprenda a reconocer su nombre cuando se le hable, tal como sucedió con las otras gatas. Las 4 han sido diferentes: La primera: Arlene, una gata blanco y negro que parecía que traía guantecitos blancos y botitas blancas y su pechera blanca y el resto era negra y la recibimos cuando ya era adulta y acababa de perder a su primer y única gatita y adoptó a mis hijos como sus hijos, siendo su consentido mi hijo Alejandro el cual fue su dueño. La segunda gata, era una gata de tres colores con una cola esponjosa preciosa y unos bellos ojos verdes que parecían que se los había delineado con un lápiz negro. Qué gata tan preciosa de tan sólo dos meses. Hasta ahorita ha sido la más hermosa! Cualquiera que la veía, se encantaba con su pelambre, especialmente con esa maravillosa cola esponjada y muy bien cuidada por ella misma, porque eso es lo lindo que tienen los gatos, son muy limpios y se cuidan así mismos! Así como Arlene perteneció a Alex, Susú era de Raquel y la tercera gata le correspondió a mi hija Ana. Y era una gata con rayas amarillas y blancas, también de ojos verdes, que aunque eran verdes semejantes que los de Susú, pero había ciertas diferencias en el color. Recibió el nombre de "Patata"pero como era una gata tontita, le decimos en broma: "Patonta", jajajajajaja. Mi hijo decía que esta gata era un reflejo perfecto de nosotros con respecto a la redención que el Señor nos dio. A la Patata la tiraron en el estacionamiento un día lluvioso del día del padre. Era una gata flaca, panzona por tanto bicho que tenía. Se encontraba además de empapada, toda sucia, maullaba lastimeramente. Sólo tenía dos meses y cuando mi hija pequeña la recogió, le habló a su hermana al trabajo y le dijo: "acaban de tirar al garage una gata del color que tú quieres" y ya entonces, tras recibir el SÍ de ser parte de la familia como mascota, fue bañada (y ronroneaba de gusto cuando la estaban bañando) algo increíble para un gato que por lo general no les gusta los baños con agua. Se le llevó al veterinario para que la vacunara, la desparasitara y demás cosas que como una bebecita gata debía tener y además su propio carnet con su nuevo nombre! Por eso es que mi hijo dice que parece un caso de redención, tal como Patata, estábamos desconsolados, sucios de pecado, pero el Señor nos lavó y nos adoptó como hijos suyos y ahora somos diferentes por Él, ya que en su Gracia y Amor nos amó, nos salvó y nos dio la posición de la cual no eramos dignos al darnos un nuevo nombre y posición: "hijos de Dios" ¡Qué honor! ¡Una nueva ciudadanía! 
La gatita de ahorita, me tocaba a mi escogerla! Y es la más pequeña, porque sólo tiene mes y medio y es de constitución delgada como todos los gatos siameses. Sus ojos en un principio eran de color agua clara y conforme han pasado los días, se van obscureciendo haciéndose más azules. Yo quería una gata gris, pero el tiempo pasaba y Patata se iba poniendo "vieja" y ya en este año ha entrado a la "tercera edad gatuna". Así que le ha costado trabajo admitir a Zuki, aunque a Patatita se le ha respetado su lugar y nada de lo de ella se le ha quitado! Zuki ha ido adquieriendo sus propios lugares, sus propios trastes y cada una de ellas goza de nuestro amor. Ninguna es más, ninguna es menos, las dos son iguales. 
Si encuentro una foto de Zuki la añado! Y no digo adiós, sino hasta luego!!!!!


1 comentario:

Isa dijo...

¡Hermosa Zucchini! Conforme pasa más el tiempo, la quiero más! Preciosa "bigotes de Mokachino"! como le decimos nosotros por una mancha blanca que atraviesa todo su labio superior como cuando sucede cuando los humanos tomamos café capucchino! Jijijiji. :D