4.-La Conmiseración (Yo digo: Autocompasión).
Digno de lástima, miserable. Dic. Océano: Compasión que uno tiene del mal de uno mismo.
Cuando venimos a Cristo, todos venimos con un concepto equivocado de quienes somos, ya que nuestro carácter de seguro fue malformado, a raíz de que nuestros padres, nos educaron de acuerdo a sus conocimientos humanos, por lo que ellos mismos ignoraban quienes eran en realidad. Yo recuerdo que cuando era un niño, había oído decir que el proceso del ser humano era: nacer, crecer, multiplicarse y morir (eso está bien, pero como hijos de Dios, quedarse sólo ahí...¡ups!, ¡he ahí el problema!), y crecí con esa idea concebida en mi mente y no fue sino hasta muchos años después, cuando fui llevado en un proceso a través de la Biblia, comprendiendo tres cosas: a) ¿Quién era yo en Cristo Jesús? b) ¿Cuál era el propósito para mí aquí en la tierra? c) ¿Qué la muerte no era el fin, sino el principio de todo?
a).- ¿Quién era yo en Cristo Jesús? Siempre me consideré tan insignificante, ya que mis padres estaban tan cargados con sus propios problemas que no tuvieron tiempo para afirmar mí personalidad (el que escribe este artículo tuvo este problema que no por fuerza es realidad en la vida de todos, aunque sí había en mí, cosas por las cuales me sentía muy mal que no me gustaban: mi nariz y mi bocota, ja,ja,ja,ja, y quiero decirles que nunca me imaginé que iba a llegar el tiempo en que iba a agradecer a Dios por haberme hecho así, pero esto, amerita otro post, ¡he dicho!, je,je) Éxodo 19:5-6, 1ªPedro 2:9 En realidad ahora sé quién soy en Cristo Jesús.
Pero ahora no con Jesús, sino en Jesús, siempre habrá trabajo para mí, parte del propósito es, anunciar las virtudes de Cristo, sus maravillas, su poder, a través de mi diario vivir, anunciar el evangelio como embajadores de su reino, anunciar su muerte y resurrección.
b).-Mi propósito aquí en la tierra: ¿nacer, crecer, morir? Si mi vida careciera de propósito, como cuando estaba sin Jesús, pero ahora no con Jesús, sino en Jesús, siempre habrá trabajo para mí; parte del propósito es anunciar las virtudes de Cristo, sus maravillas, su poder a través de mi diario vivir; anunciar el evangelio como embajadores de su reino; anunciar su muerte y resurrección.
c).-Y que la muerte no era el fin, sino el principio de todo cuanto conozco que dice la Biblia en relación a los muertos en Cristo. Sabemos que lo que nos espera es la misma Gloria de Dios, que no hay palabras para describir lo que se nos narra en Apocalipsis, lo que nos espera al remanente, a la Iglesia del Cordero. Ahora sé que lo aprendido en mi niñez, había que añadirle más, que parte de la verdad es que mi vida podía ser llevada a través de un viaje celestial aquí en la tierra, el cual nunca había imaginado que pudiera existir para mí.
He podido darme cuenta de la destrucción que causa en el corazón de un ser humano la conmiseración, (eso de autocompadecerse...¡uy! no es nada bueno).
Cuando venimos a Cristo, todos venimos con un concepto equivocado de quienes somos, ya que nuestro carácter de seguro fue malformado, a raíz de que nuestros padres, nos educaron de acuerdo a sus conocimientos humanos, por lo que ellos mismos ignoraban quienes eran en realidad. Yo recuerdo que cuando era un niño, había oído decir que el proceso del ser humano era: nacer, crecer, multiplicarse y morir (eso está bien, pero como hijos de Dios, quedarse sólo ahí...¡ups!, ¡he ahí el problema!), y crecí con esa idea concebida en mi mente y no fue sino hasta muchos años después, cuando fui llevado en un proceso a través de la Biblia, comprendiendo tres cosas: a) ¿Quién era yo en Cristo Jesús? b) ¿Cuál era el propósito para mí aquí en la tierra? c) ¿Qué la muerte no era el fin, sino el principio de todo?
a).- ¿Quién era yo en Cristo Jesús? Siempre me consideré tan insignificante, ya que mis padres estaban tan cargados con sus propios problemas que no tuvieron tiempo para afirmar mí personalidad (el que escribe este artículo tuvo este problema que no por fuerza es realidad en la vida de todos, aunque sí había en mí, cosas por las cuales me sentía muy mal que no me gustaban: mi nariz y mi bocota, ja,ja,ja,ja, y quiero decirles que nunca me imaginé que iba a llegar el tiempo en que iba a agradecer a Dios por haberme hecho así, pero esto, amerita otro post, ¡he dicho!, je,je) Éxodo 19:5-6, 1ªPedro 2:9 En realidad ahora sé quién soy en Cristo Jesús.
Pero ahora no con Jesús, sino en Jesús, siempre habrá trabajo para mí, parte del propósito es, anunciar las virtudes de Cristo, sus maravillas, su poder, a través de mi diario vivir, anunciar el evangelio como embajadores de su reino, anunciar su muerte y resurrección.
b).-Mi propósito aquí en la tierra: ¿nacer, crecer, morir? Si mi vida careciera de propósito, como cuando estaba sin Jesús, pero ahora no con Jesús, sino en Jesús, siempre habrá trabajo para mí; parte del propósito es anunciar las virtudes de Cristo, sus maravillas, su poder a través de mi diario vivir; anunciar el evangelio como embajadores de su reino; anunciar su muerte y resurrección.
c).-Y que la muerte no era el fin, sino el principio de todo cuanto conozco que dice la Biblia en relación a los muertos en Cristo. Sabemos que lo que nos espera es la misma Gloria de Dios, que no hay palabras para describir lo que se nos narra en Apocalipsis, lo que nos espera al remanente, a la Iglesia del Cordero. Ahora sé que lo aprendido en mi niñez, había que añadirle más, que parte de la verdad es que mi vida podía ser llevada a través de un viaje celestial aquí en la tierra, el cual nunca había imaginado que pudiera existir para mí.
He podido darme cuenta de la destrucción que causa en el corazón de un ser humano la conmiseración, (eso de autocompadecerse...¡uy! no es nada bueno).
Hay dos formas de vivir la vida en el Señor: 1.-sintiendo lástima por nosotros mismos, lamiéndonos las heridas, llorando por la leche derramada, 2.-Sabiendo que tenemos un valor incalculable a través de la Sangre de Cristo, sangre derramada, con la cual fuimos comprados y limpiados de todo el pasado. 1 Juan 1:7
Quizás nosotros no hemos visto las visiones gloriosas como Pablo, pero eso es la Fe, la certeza, la convicción de lo que aun no hemos visto pero que está esperándonos para ese día.
Quizás nosotros no hemos visto las visiones gloriosas como Pablo, pero eso es la Fe, la certeza, la convicción de lo que aun no hemos visto pero que está esperándonos para ese día.
No se han acabado los enemigos de los hijos de Dios, pero sí estos cuatro en específico. Con este post, terminan. Nos vemos en el que sigue.
8 comentarios:
Que hermoso ser de Cristo quien me ha dado proposito y estoy COMPLETO EN EL!
Si soy honesto al mirar a mi alrededor encuentro que hay quienes sufren mas y tienen menos que yo, pero los ignoro y miro al que tiene mas y sufre menos para tener la excusa de tener lastima de mi mismo.
Querida Isa, ¡que el Señor nos ayude a tener un concepto equilibrado de nosotras mismas!
Un abrazo
Así es mi estimado Andrés, tal como dices, y agradecemos a nuestro Señor el darnos un propósito para nuestra vida y eso...¡nos da una razón para vivir!
Un abrazo fuerte.
¡Sí mi Eva! eso es lo que necesitamos, tener un equilibrio en Él. Gracias por venir.
Besitos.
Autocompasión ¡ Dios me libre de ella…
Porque me pasa todo a mí? que mala suerte tengo ! que suerte la de mi vecino ¡… estas frasecillas hay que desterrarlas de nuestro subconsciente jeje,
Aunque no tenga nada, tendré esperanza, siempre me sentiré un ganador ¡
¡Hola, Rafa!, ja,ja,ja, me has hecho reir por estar tan a tono con el post, bien por ti amigo. :)
Saludos fraternos.
Es un gusto poder leer tus escritos es muy cierto lo que dices es un enemigo implacable la autocompasión pero es increible como el Señor nos da su palabra y el fiel reflejo de lo que el quiere de nosotros y como estamos delante de El.
Bendiciones Isa
Muchas gracias, Samuel por tu comentario muy certero y es muy cierto que la autocompasión es un enemigo con el cual hemos de luchar, pero no estamos solos, nuestro amado Señor y Salvador está a nuestro lado diciéndonos que en Él ¡somos más que vencedores!
Saludos.
Publicar un comentario