¡Hasta luego, Alex!

Ahorita que estoy escribiendo ésto, me siento como cuando come uno un dulce con sabor agridulce, que en lo personal a mi me gustan.

¿En qué consiste lo agridulce? ¿a qué me refiero?, pues en que mi hijo mayor se fue, (tengo tres: el muchacho, y dos chicas) pero no crean que se fue del hogar porque estuviera inconforme o rebelde ¡no!. Se ha ido a servir al Señor a la sierra veracruzana.

Después de estar orando todos como familia, por fin, y después de tantos impedimentos -ya saben que el diablo es especialista en eso- el partió hace rato hacia Orizaba, que será la ciudad en donde tendrán su centro, y de allí subirán a la sierra. Hablo en plural, porque después de ser solamente dos, ahora el Señor ha añadido a cuatro más ¡Gloria a su Nombre!.

Y me tocó ser a mí la que lo llevara a la Central Camionera en donde partiría hacia esta nueva etapa de su vida.

Su padre hace ya muchos años, cuando Alex siendo un adolescente quiso irse a servir al Señor, él le dijo que estudiara. Ya siendo un bachiller y habiendo terminado la preparatoria, quiso de nuevo irse al barco Logos en O.M., pero de nuevo su papi, al recordar que antiguamente, cuando nosotros éramos jóvenes, todo muchacho que no podía con la universidad, o reprobaba, o algo así parecido, enseguida le daba el amor por ser misionero, así que él le dijo: "Si quieres ser misionero e irte a servir al Señor, no hay problema, pero primero estudia una carrera y luego te vas".

Alex cumplió, el Señor abrió puertas y nosotros le dejamos ir, en completo gozo, sabiendo que su afán de servir al Señor, no es por huir de una escuela o porque no quedó o lo reprobaron o "ya no la hizo".

No quiero que me malinterpreten, sino que cada lugar o persona es completamente diferente, así que por lo menos por ese lado, no habrá ningún chico(a) que le diga: "te fuiste a servir al Señor porque no la hiciste en la escuela", sino todo lo contrario, es allí en donde dará todo lo que un día quiso ser, desde que le pidió a Cristo que viniera a su vida.

Agradecemos al Señor por su vida, porque por donde pasó, dejó huella de que él era del Señor.

Tuvo algunos maestros en el bachillerato que tenían cierto temor en que se fuese a estudiar lo que iba a estudiar (Letras) porque pensaban que iba a cambiar su manera de ser o pensar, y es que aunque ellos no eran cristianos, siempre encontraron en él, a más del conocimiento acerca de Cristo, el respeto y valor como persona que ellos apreciaban.

Algunos buenos hermanos bien intencionados, también tenían cierta aprensión porque su vida se "descompusiera" al estar tan cerca de diversas corrientes filosóficas, pero ahí es donde entra el trabajo de los padres.

Para muchos fui una tonta, o diversas cosas, por haberme quedado en casa cuidando de mis hijos y educándolos, no fue fácil para mí recibir semejantes críticas, y más cuando me comparaban con el animalito que le habló a Balam, ja,ja,ja,ja, pero mis queridos hermanos ¡no me arrepiento!, es por eso que en la introducción de mi blog, pongo que no tiene valor lo que humanamente uno pudiese tener, ante el gozo de ser de Cristo, y además, ahora ésto, ver un hijo entregarse por completo a su servicio.

Creo que todo valió la pena.

Pero nuestro trabajo como padres no termina aún. Necesitamos seguir orando por él. Habrá problemas. Habrá enfermedades. Él necesita una ayuda idónea. Así que el trabajo no ha terminado, sino al contrario ¡está iniciando!

Mi esposo no pudo ir conmigo como habíamos planeado, debido a sus pacientes, pero el Señor conoce todo, y en la sala de espera, abrazando y orando con su muchacho, encomendándolo al Señor y la mami, siendo la chofer para llevarle al lugar en donde embarcaría a su nuevo destino.

Sé que orarán por él mis queridos bloggeros, cuando se acuerden. Y también nosotros como padres. Sabemos que el Señor ha dispuesto aquellas obras que ya tenía de antemano para que él, y sólo él las realice (Ef. 2:10) y oraremos también para que junto con sus compañeros, serán para la alabanza de su gloria y más de nuestros compatriotas conozcan de nuestro amado Salvador que también vino a morir por ellos.

Le voy a extrañar, porque era él quien me ayudaba con su abuelita, pero siento que he terminado esa etapa de la vida en la cual Él me lo encomendó y ahora...¡sigue lo demás!

Gracias por compartir conmigo mi gozo y estoy segura que le llevaran en oración delante de nuestro amado Dios.

El Señor les continúe bendiciendo.