En estos últimos casi 300 días puedo decir que me han estado aquejando unos dolores que ya venían escritos en mis genes y la edad los ha sacado a la superficie. Así que puedo: dedicarme a lamentarme o tomar ánimo y realizar las cosas que tengo que hacer y que están a mi disposición. Así que al irse el sueño de mis ojos -dicho poéticamente- (recuerden que al llegar ya a cierta edad, esto suele suceder) pero nada para lamentar, decido lavar las cortinas del consultorio ¡arriba la tecnología!, je,je, prepararme un té de jazmín bien calientito (porque ahorita aquí en el Puerto hay unas rachas de viento como de 60-70 kph), y pasar algunas recetas a mi compu y al recordar que no he escrito ya ninguna nueva entrada en el manantial, me dispongo a colocar este escrito ¡que he encontrado entre las recetas!, ja,ja,ja,ja. Mi esposo me dice que un día va a poner en orden mis archivos, mientras tanto, sigo aprovechando lo que me encuentro, je,je. Además, que voy a aprovechar también para visitar a mis amigos, hermanos y también a mis hijos cibernéticos. Así que aquí les va el escrito que me encontré y que escribí ya hace algunos...¿años puedo decir? No recuerdo exactamente pero ya han pasado por lo menos dos años.
"Cómo podemos servir al Señor y a la familia por medio de la cocina"
¿Alguna vez has escuchado el canto de Rubén Sotelo que dice : “En el hermoso don de ser mujer”?. Si eres de tendencia feminista ¡no te va a agradar!. Si perteneces a éstas, estarás leyendo este artículo quizá molesta conmigo, pero antes de que tus pensamientos sigan divagando por caminos no agradables al Señor, permíteme compartir contigo y con las del otro bando mi experiencia. En mi juventud, siempre fui amante de la justicia, de lo correcto, de lo honesto y continúo siendo igual. Pero mi juventud no me permitía apreciar las diferencias de las diferentes cualidades que Dios nos ha concedido como mujeres, y caminaba en el “filo de la navaja”, siendo “feminista” con revestimiento cristiano. ¿Yo, en la cocina? ¡ni soñarlo!, eso era para las que no habían podido estudiar. Desde mi óptica, la cocina junto con los quehaceres domésticos, se habían destinado para las mujeres de poco coeficiente intelectual, las que eran tontas, ¿se te hacen conocidos estos pensamientos?. No importa a qué “bando” pertenezcas, el diablo te puede “sugerir” dichos pensamientos y quiero decirte que no son correctos ni agradables al Señor.
Dios le dio a la mujer el hermoso papel de SER AYUDA, pero has de decir : “eso ya lo sé”, pero cuando estás en problemas, no acaso dices : “Dios, ayúdame”. ¿Es tonto Dios? ¿Es de poco coeficiente intelectual? ¿lo estás rebajando al clamar a El y pedirle ayuda? ¡NO!. Pues ese es el hermoso papel que él nos dio como mujeres : Ayudar. ¡SOMOS LA AYUDA IDÓNEA!
Al comprender esta gran verdad, dejé de sentirme “usada”, “despreciada” y “rebajada” al estar preparando los alimentos para mi familia. Mi corazón se ensanchó de agradecimiento con el Señor, al concederme aquí en la tierra, lo que Él hace con todos los seres humanos: AYUDAR. ¿No acaso claman a Él , cristianos y no cristianos? Es más, tan así él me motivó, que quise perfeccionarme en el arte culinario é ingresé a la escuela de cocina, y no sólo mi familia se ha bendecido con mis nuevos conocimientos, sino que se me han abierto mayores posibilidades para servirle a Él. ¡Es grandioso! Toda una gama de posibilidades de servicio se han abierto ante mí : hacer misericordia, al practicar la hospitalidad, servir, repartir, etc. ¡Wow! Qué lástima que perdí tanto tiempo pensando que sólo eran importantes: enseñar, evangelizar, presidir, pastorear, ¡ayayayay!. No pienses que ahora soy una super cocinera, y que todo me sale ¡super y fantástico!, ¡para nada!, ahora, por lo menos no se me quema el agua que pongo a hervir, ja,ja,ja,ja.
Si a todos los alimentos, los aderezas con el fruto del Espíritu Santo (Ga. 5 : 22.23) y le añades pizcas de gentileza (Fil. 4:5); amabilidad (Fil. 4:8); buen humor (Fil. 4:4; Pr. 15:13); buena conversación (Col. 4:6); todos los que prueben tu comida, dirán : “¡Hmm, qué rico! Dios bendiga esas manos” y jamás te verán, ni te considerarán “la muchacha de servicio”, y si alguien lo hiciera, ya tienes el concepto adecuado de ti misma ¡y dado por el mismo Señor!.
Dios te ayude a asimilar esta verdad para que puedas ser una mejor sierva para Él y le tomes gusto a la cocina si es que no te gusta y poder cantar junto con Rubén Sotelo : “Oh Dios, ayúdame a vivir cerca de ti, que tus palabras aniden en mí” y para no ser la nada apreciada mujer de Proverbios (Pr. 21:9), que prefieren mejor estar en el terrado que con ella, ¡uy!.
Dios te bendiga y te haga cada día mejor “sazonadora” para tu propia vida y la vida de los que te rodean. Quiero añadir que aún hoy en día, no soy de las que les gusta la cocina. Mis preferencias están en otros lados, pero ya no se me hace un fardo al cual tengo que arrastrar, ¡para nada!
Mis besitos, cariños y una oración para que alguna que tenga esta misma carga que yo tuve, se sienta liberada de cargarla porque en el Señor ¡SI SE PUEDE!
jueves, 10 de noviembre de 2011
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4 comentarios:
Ayy Isa, no sabescuánto me gustaría ser buena en la cocina, le verdad es que fui criada para estudiar y ser una profesional y nunca quise interiorizarme en las recetas, ni me esforcé jamás en ser buena cocinera. Pero ahora que soy cristiana y que tengo tantos hijos e hijas, me da mucha pena no tener afinidad con la cocina, porque mi hija de 6 años siempre me dice: "hagamos unos cupcakes", y de repente lo hemos hecho ambas en la cocina pero me quedan horribles de malos, y todo lo que hago en la cocina me queda mal. Además como que me predispongo, entro nerviosa a la cocina, sabiendo que no me quedará rico. Lo único que me queda rico, son las ensaladas aliñadas :S
Me gustaría que me gustara la cocina, de verdad
Mi querida Viviana: ¡Sí que te entiendo! Mi papi siempre buscaba que procuráramos estudiar -además de que por mí misma, me gusta tener conocimientos- y bueno, en realidad se pueden complementar las cosas de la cocina con las cosas de los estudios para tener una profesión e incluso alcanzar una maestría o doctorado, pero es sólo cuestión de querer hacerlo. No es sencillo. Por lo menos, como ya lo he escrito antes...¡ya no se me quema el agua!, ja,ja,ja,ja.
Creo que si tomas un poco de gusto por la cocina tal como lo haces con otras y además, le pides al Señor que te ayude ¡Sí lo podrás lograr!
Nos seguimos leyendo. ¡Chuiquitos]!!! :]
Ojala muchas mujeres lean esto!!
Y que alentador saber que nunca es tarde.
Dios nos ayude a aprovechar oportunidades!!
¡Así es Andrés! ¡Nuca es tarde! simpre tenemos la oportunidad de empezar lo que nunca iniciamos, je,je. Gracias por venir al manantial y espero que pronto recuperes la mejoría en tu mano.
Bendiciones!!!!
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