Como vivo en una ciudad que es un puerto y está a la orilla del mar, específicamente el Golfo de México, el tema de plática de la mayoría es el Tsunami y pensando: ¿Nos podría pasar algo así? ¿podremos escapar? ¿qué haríamos? Una y mil preguntas se amontonan en nuestras mentes, y el domingo por la noche al regresar de la reunión con la iglesia, me acerqué a saludar a una de mis vecinas que estaba "tomando el fresco" afuera de su casa en una silla de ruedas debido a una fisura en su pierna por una caída, y el tema no podía faltar: ¿qué nos sucedería si hubiese un Tsunami en nuestras costas? Yo pregunté: ¿qué tan lejos estamos del mar? Inmediatamente me contestaron: "¡Uy, no! a nosotros nos iría muy mal, ni oportunidad de escapar porque estamos a un kilómetro del mar". ¡Ups! pensé. Sabía que vivía cerca, pero nunca había tomado en cuenta la distancia como ahora. Y cuando hoy observo el Tsunami que arrasó con el puerto costero de Kesennuma, y que en sólo siete minutos barrió del mapa la ciudad de 75 mil habitantes, lo único que podemos hacer es orar como hijos de Dios y esperar a que sea en la misericordia de Dios su protección porque Él lo sabe todo. Y en este puerto tan pecaminoso, aunque sólo es de casi medio millón de habitantes, el Señor puede arrasar con nuestra ciudad si así a Él le place. Y no lo haría porque seamos malos ó porque no nos ame, ¡para nada! Todos tenemos nuestro tiempo contado delante de Dios, y quizá sea así como terminemos. Una oportunidad de volver de nuevo a hablar a nuestros vecinos para que haber si viendo las cosas tan tremendas que están sucediendo alrededor en todo el mundo, su corazón de piedra pueda ser cambiado por un corazón de carne por la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Aunque parece que fuera todo lo contrario, porque muchos quieren "gozar" de manera apresurada por si algo les llegara a suceder...¡ya vivieron o gozaron la vida! ¡Qué cosa más triste! En lugar de clamar a nuestro Dios. Y para los que somos de Él, como yo digo: ¡A preparar maletas!
Nos seguimos leyendo si Dios quiere.