viernes, 25 de julio de 2008

Una felicitación muy atrasada


Pues sí, esta felicitación de cumpleaños, debió haberse hecho desde el 5 de marzo, ¡uuuuuy!.
Lo único que me consuela es que el cumpleañeros, la pasó muy bien, apapachado por su...hmmm...¿cómo digo?...¡futura esposa!, ¡eso! y también por su mami que lo quiere muchísimo.

Y ya no le hago al misterio, y les diré que me refiero a mi hermano: ¡VICTOR!
Y les platicaré porqué se me hace muy especial y querido el hermano Victor.

En primer lugar, cuando vi su blog por primera vez, me llamó la atención su post. Se me hizo muy centrado y bíblico, entonces me dije: "veré si no fue como "el burro que tocó la flauta", je,je, perdón Victor, es con todo el debido respeto y cariño, así que seguí visitándolo y me di cuenta que no había sido así como ese burrito de la fábula, sino que verdaderamente su cristianismo era real y muy cierto y experimentado en su vida.

También me llamó la atención su edad, ¡era del mismo año que mi hijo Alex!, así que como me gusta andar coleccionando hijos ¡a falta de nietos!, ja,ja,ja,ja, pues me dije: "este chico si vale la pena visitarlo y leerlo, e inmediatamente puse su "link" ¿así se dice? dentro de mis blogs.
Así que si quieren saber más de mi querido hermano chileno, pues vayan a su blog, je,je.
¡Feliz cumpleaños Victor!, que creo que ya tengo en la lista a varios que son de 1981, muy buen año por cierto, je,je, así dirían los labradores, porque la cosecha fue ¡buenísima!, ja,ja,ja.
En 1981, tenemos a:
Brisa, mi amada cubana, poeta preciosa, que destila su amor por Cristo.
Tú, hermano maduro y sabedor, ¡olé!
Alex, un misionero trabajando para el Señor en la sierra.
Así que todos están entregados de alguna manera al Señor, y eso es lo lindo, que de alguna manera, el Señor es glorificado en las vidas de uds. y nos impulsan a nosotros a caminar también en Él, sabiendo que ¡sí se puede!.
Vaya para ti, desde mi blog, mi más sinceras felicitaciones.
Besitos a tu mami y a tu novia, que estoy segura que no te tardarás en dárselos.
Y cariños para todos los bloggeros como yo.

domingo, 20 de julio de 2008

Inspiración Silenciosa

Vaya este post para la preciosa hija que Dios me concedió hace ya 22 años y que en estos días, ha recibido su carta de pasante de Lic. en Educación.
Recuerdo cuando hace ya algunos años, cuatro, para ser más exacta, mi hija se debatía entre incógnitas y cuestionamientos con respecto a qué carrera estudiar.
Había ante ellas diversos caminos en los cuales podía derivarse. Estaba para ser Nutrióloga, Chef, Psicóloga,Abogada,Escritora,Diseño Gráfico y la de Maestra. Su perfil sacaba...¡todas!, ja,ja,ja,ja, ¡qué decisión tenía ante ella! (como papis orábamos mucho por ella pero no nos queríamos inmiscuir para que la decisión fuera completamente personal y en el Señor).
Después de mucho orar y hacer repetidos test, el Señor fue permitiendo que se fueran descartando poco a poco algunas carreras.
Fue la abuelita materna, quien viéndola en su trato con los niños y observándola ser maestra de Escuela Dominial, dijo: "Ana debe estudiar Educación, hija (me hablaba a mí), tiene todas las virtudes y características que se necesitan en una maestra". Yo sabía que la palabra de mi mami tenía validez en sus apreciaciones, porque había sido ella una magnifica profesora. De hecho, yo aprendí a leer y a escribir, estando en su salón de clases, cuando me llevaba y me sentaba entre sus alumnas, por eso sé que ella fue durante muchísimos años, una excelente profesora.
Cuando mis hijos entraron a la educación primaria, aunque mi carrera no tenía que ver nada con la educación, los inicié a todos en la lecto-escritura tal cual lo aprendí de mi mami. Siento que esa hubiese sido mi segunda carrera, je,je.
Cuando mi hija escuchó el comentario de su abuelita y platicó con ella, ¡inmediatamente se decidió!, y este viernes que recién acaba de pasar, fue su noche memorable, porque además de recibir su carta de pasante, le tocó (elegida por jueces -maestros de su universidad-) ser la que les diera el discurso de despedida a toda su generación: 2004-2008. Y no sólo eso, sino que fue nominada por su salón para escribir un discurso y mandarlo al concurso que se estaba realizando para elegir el discurso que se iba a decir en la noche de entrega de cartas de pasantes, y sí, efectivamente, tal como se lo están ya imaginando, la ganadora ¡fue ella!, su discurso fue el elegido para esa noche.
Por un tiempo, tuvimos que tener a un manojo de nervios por hija, je,je, pero orábamos y platicábamos con ella, con respecto a que todo viene de Dios, y en todo debe ser glorificado su Nombre. Que en esos momentos desconocíamos la razón por la cual ella había sido elegida, habiendo quizá otros compañeros, pero Dios todo lo sabe y su voluntad es soberana. Con esto no le quiero quitar su mérito a ella tampoco, porque siempre ha sido una buena estudiante, pero ya con los años caminados en la vida, hemos visto, que no siempre la calificación es indicativa de "ciertas cosas", pero como familia, todos agradecimos al Señor la oportunidad que le estaba brindando.
También le hicimos ver, que las habilidades que Dios le había concedido, siempre teníamos que agradecerle por eso y usarlas para su servicio primeramente y antes que todo, que lo demás, vendrá por añadidura.
Viene la época difícil, la de conseguir empleo, que la mayoría es mal pagado. Gracias a Dios que su promedio le permite tener acceso con mayor facilidad a las oportunidades de trabajo.
Por lo pronto, ya tiene lo que va a realizar. Primeramente, iniciar el papeleo para presentar su tesis. Después, colocar su curriculum en diversas escuelas, y en tercer lugar, después de trabajar un poco y reuniendo dinero, pagar su maestría en Necesidades Educativas Especiales.
Y nosotros como papis, orando para que Dios le mande el compañero adecuado, porque no basta solamente con que reúna el requisito de ser cristiano, eso es muy bueno, pero sabemos que hay más para encontrar el compañero, no el ideal, sino el designado por el Señor. Ella sabe esto también y tal cual les hemos enseñado, que el físico no es lo importante, sino el lugar que el Señor ocupe en el lugar del futuro cónyuge.
Amados bloggeros que leen ese post, me siento contenta con platicarles acerca de mi hija, sé que mientras el Señor ocupe el primer lugar en su vida, aunque para los que no son cristianos, esto se les haga incomprensible, sabemos que Él, cuidará de ella y le dará todo lo que su corazón anhela conforme a su voluntad.
Te mando un beso hija mía hasta tu blog y sigue adelante sin desmayar, sabiendo que todo lo que se haga para el Señor no es en vano y por favor, ten compasión de mí, ¡ya termina el cuento!, je,je, quiero saber qué es lo que pasa y cómo termina, ¡me tienes en "ascuas",¡uy! .
Te quiero muchísimo y mira que me hiciste sufrir mucho para la hora de tu nacimiento, ja,ja,ja.
Saludos a todos los que me leen y bendiciones del Altísimo para ustedes también.

lunes, 14 de julio de 2008

Un post del post


¡Hola amigos bloggeros! :
Estoy poniendo el resúmen de la respuesta de Dany Dañeiluk. Si alguno desea tener el archivo adjunto se lo puedo enviar. Y muchísimas gracias por sus participaciones.
Saludos para todos.


Isa:
Respondo por mail porque quizá no sea adecuado colocar un texto tan extenso como comentario de un artículo de blog. Así y todo, dispone de él como lo desees.
La situación que planteas es paradójicamente frecuente y especial.
La factibilidad de juzgar

Creo que juzgar sobre el particular puede ser tan apropiado como inconducente.
Es que cada persona representa un conglomerado infinito de ideas, y cada conflicto de esa persona se traduce en un conglomerado infinito de variables: y cuando se trata de una relación de dos o más personas, esas variables se magnifican exponencialmente. ¡Vaya madeja!
Entonces ¿Cómo aplicar una regla? ¿Cómo considerar que exista una norma que sea a la vez aceptable, justa y reparadora? No lo creo posible desde lo humano.

Las decisiones que surjan a partir de la buena intención humana han de ser inciertas, probablemente con buenos resultados... o con resultados catastróficos.

El consejo de un tercero, aunque bien intencionado, puede constituir una manifestación de imprudencia si, entre otras cosas, se ignora cierta infinidad de cuestiones trascendentales como por ejemplo la relación personal con Dios de cada uno (asunto que no conocemos sino solo Dios), la posición social de cada implicado, el papel de la familia, el contexto sociocultural, las costumbres de la Iglesia, del país, etc.

Así y todo, seguramente debe existir una respuesta a la medida del pensamiento de Cristo. Pero ¿Cómo saberla?

En la Ley

La Torah (A.T.) aporta un marco legal que contempla este tipo de situaciones. Mas esta Ley tiene un contexto definido que la hace inaplicable hoy día. Si leemos todo el capítulo en el que se expone sobre las transgresiones sexuales (Deuteronomio 22:13-30 ) llegaríamos a la conclusión cierta que la Ley contiene preceptos increíblemente extemporáneos e incluso crueles.

Pero es de remarcar que esta Ley, con toda su imperfección (vista a través de la lente de la Gracia y de los tiempos modernos), hace vislumbrar algunos los lineamientos fundamentales del punto de vista divino: Para el caso del pecado sexual, estos lineamientos son las ideas de Justicia y reparación.

El espíritu de la ley paleotestamentaria no tenía en cuenta en su aplicación, la participación activa y directa del Consolador, el Espíritu Santo.
Las normas habrían de aplicarse por los hombres y sobre los hombres. Así es que el hombre victimario (o mujer) habría de ser penado, y en esta pena estaba incluido el concepto de justicia y reparación. El ejecutor y el ejecutado era el mismo: el hombre en cumplimiento de lo dispuesto por el marco legal vigente.

Justicia y reparación del daño

Estos conceptos de justicia mosaica han permanecido en la Gracia, pero reemplazados en su forma, en su objeto y en su actor. En la Gracia quien realiza la obra restauradora, sin perjuicio de lo que le cabe al hombre, es el Espíritu Santo.
Entonces, no necesariamente el hombre debe perdonar, reparar y condenar. Ahora cabe también la acción del Espíritu Consolador.

Entonces, en la Ley y en la Gracia, para Dios la búsqueda sigue siendo la misma (ya mencioné que de diferente manera). Dios va por la Justicia, por la reparación, (o profundizando el concepto: Dios busca la restauración).

Pero ahora, en la Gracia, ¿necesita Dios al “hombre obligado a hacer” para que se cumplan los objetivos de la Ley?.

En algún caso, en la Ley la mujer era obligada a casarse, siendo el objetivo de esta imposición evitar el desamparo. La reparación del supuesto daño estaba entonces a cargo del “victimario”.

Deuteronomio 22:28

Mira como lo plantea Deuteronomio 22:28: “Cuando algún hombre hallare a alguna mujer virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y fueren descubiertos; entonces el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer, por cuanto la humilló; no la podrá despedir en todos sus días”.

En este fragmento no se hace alusión a la posibilidad de un embarazo, mas para el caso da lo mismo. En rigor de verdad, analizar estos versículos da como para escribir unas cuantas carillas. (Por poco no cedo a la tentación de hacerlo)


Entonces, parafraseando el texto y considerando el espíritu de la Ley: “Ojo por ojo, diente por diente; si la embarazaste debes casarte y hacerte cargo”

Pero no es exactamente así como funcionan las cosas en la Gracia. El Espíritu Santo es el elemento novedoso.

Nuevos tiempos

El pecado sexual es gravísimo, mas solo nos percatamos de ello cuando enfrentamos las consecuencias, generalmente ineludibles.

Me pregunto ¿Bendecirá el Señor una unión matrimonial que surge del pecado antes que del amor? A esta altura debería decir que Dios bendice, a priori “la”unión matrimonial”, más allá de las condiciones.
Así y todo, es diferente la interpretación de “cásate porque lo/a amas (aunque haya un embarazo previo)” que “cásate porque hay un embarazo (aunque no estés seguro de que haya amor)”


No creo que hoy en día la respuesta al planteo original sea “Cásate, hazte cargo!”. Creo que la posibilidad de una vida matrimonial sin amor es más grave que asumir la condición de madre soltera.
Cuando de vez en cuando doy alguna charla a los jóvenes no falta la frase “más vale casarse que estarse quemando (dijo Pablo)... pero mas vale quedarse soltero que mal casado (digo yo)”

Me viene a la mente la condición de las madres jóvenes que enviudan. ¿Faltará la protección de Dios? ¿Faltará Dios a su promesa de ampararlas?
De la misma manera, creo que el Señor no desamparará a quien habiendo pecado se arrepiente, si es que lo hace de corazón, ya que en la Gracia la posibilidad de restauración divina no tiene escalafones ni graduaciones. Así y todo, las consecuencias del pecado habrán de pagarse. La pérdida de la virginidad (si se considerara a esta como virtud), el embarazo no deseado, los conflictos derivados, el derrumbe de los planes futuros, etc.

Pero esto que acabo de describir como “consecuencias del pecado” se dan primordialmente en el plano material. En el plano espiritual, mediante la obra restauradora del Espíritu Santo la sanidad puede y debería ser completa. El Rey David cometió pecado sexual y homicidio, pero fue restaurado. ¡Cuanto más será indulgente el Señor con una joven que cedió a la más poderosa de las tentaciones!

Entonces, completada la restauración (cosa solo conocible por el sujeto y Dios mismo), la condición de una madre soltera sería más o menos equivalente a la de una joven que enviúdese. Sí, sí... quizás sea un poco rebuscado, pero es una forma que se me ocurre para explicar una situación de hecho en el contexto de la restauración completa obrada por el Espíritu Santo.

Entonces, dije antes que en la Ley se necesitaba necesariamente al hombre para que se haga Justicia, para que este repare el daño. Pero vemos que en la Gracia ya no. El hombre es prescindible, y a falta de él, opera el Espíritu santo y ¿por qué no? La Iglesia.


Seré algo duro, mas diré mi opinión. Si las cosas se dan de manera que la restauración surja de (o incluya) la reunión de la pareja, bien por ello. Sería ideal.
Mas si no ocurre hay que asumir las consecuencias de los actos y, consecuentemente humillarse ante el Señor (y quede claro que no dije “los hombres”) e implorar de su gracia restauradora.

Así, espiritualmente restaurados, madre soltera, joven madre que enviuda, huérfano, enfermo, discapacitado, sanos y santos: todos estamos en condición similar: pecadores innatos e inmerecedores de la Gracia. Así y todo, Dios la entrega.

Para el caso que planteas en el post, no creo que deban desestimarse las leyes seculares, siempre y cuando estas no estén reñidas con los principios bíblicos. A mi juicio, el padre biológico (o su familia) debería responder económicamente por su condición.
Solo descartaría esta opción si surgiera la indubitable convicción del Espíritu Santo que indique a la joven (si es que mora en ella): “Puedes perdonarlo, yo me hago cargo, no le reclames nada... he aquí todas las cosas son hechas nuevas”.

Dios perdona, Dios restaura, Dios ampara, Dios es fiel.
Los hombres son prescindibles.

Dany
¿Qué les pareció lo que opina nuestro buen Dany?.
Pronto estaré con otro tema para este blog en cuanto me desocupe un poquito de todas las actividades que tenga por ahorita y mientras tanto les envío mis cariños más sinceros.